M9S1 - La diversidad en México


SEMEJANZAS
DIFERENCIAS
GUERRERO
YUCATAN
Las parteras acuden a las casas para diagnosticar y cuidar a la embarazada
Inicia las revisiones a partir del quinto mes
Inicia las revisiones a partir del tercer mes de gestación
La partera corta el cordón umbilical y prepara al bebe
Le cubren la cabeza a la parturienta y la comadrona hace que se hinque para facilitar la expulsión del bebe
La partera prepara un té a la embarazada para aumentar sus contracciones y le da “sobadas” para relajar la pelvis
La partera visita durante el puerperio a la parturienta
La embarazada tiene a su bebe generalmente en un petate
La embarazada tiene a su bebe en una hamaca
 

El trabajo de las parteras en las comunidades indígenas es fundamental, a pesar de lo que muchos piensen su ayuda en el trabajo de parte en muchas ocasiones suele ser fundamental, dado a que en muchas comunidades la atención médica es poca o prácticamente nula.
Los conocimientos que tienen las parteras data de muchos años y en muchas ocasiones es legado de madre a hija para que siga con esa práctica, pero en la actualidad por ejemplo en el estado de Guerrero podemos encontrar que existe una escuela para parteras donde se les enseña no solo las técnicas sino que también muchos conocimientos de medicina que acompañados con la medicina tradicional herbolaria pueden ser lo que llegue a salvar la vida de la gestante y su bebe en esas comunidades aisladas. 
A nivel nacional, sólo 3.2% de los partos son atendidos por una partera, pero en zonas rurales alcanza el 9%, es decir, al menos uno de cada 10 partos en México lo atiende una partera.
En la actualidad el estado de Guerrero ocupa el segundo lugar por  la actualización de este tipo de servicio en las áreas alejadas de la urbanidad, por las mujeres gestantes.
El estado de Guerrero ha abierto una escuela para instruir a las parteras con el fin de disminuir el índice de mortalidad tanto de infantes como de gestantes iniciando sus operaciones desde el año 2012, el único requisito que solicita es que sean mayores de 18 años y que tengan la facilidad de hablar al menos una lengua indígena para que se puedan comunicar con mayor facilidad con las mujeres que no hablan prácticamente castellano.

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