Políticas de crecimiento y desarrollo económico de México en la segunda mitad del siglo xx
Entre 1958 y 1972, la economía mexicana funcionó de acuerdo con el Modelo de Desarrollo Estabilizador. A lo largo de este período de estabilidad económica, conocido ampliamente como el "milagro mexicano", la tasa de inflación nunca superó el 6%, mientras que el crecimiento anual de la producción promedió era de 6.7%. Además, se mantuvo una tasa de cambio fija de 12.5 pesos por dólar y también se lograron los otros objetivos de la política económica de aumentar el ahorro y el capital del sector privado y lograr un aumento de salario real (Buffie & Krause, 1989, p.141).Hubo una serie de factores que se combinaron para causar el fracaso del Modelo de Desarrollo Estabilizador. Una opinión generalizada es que, en primer lugar, la disponibilidad de financiación a bajo costo fomentó la inversión en mecanización. Esto condujo a la reducción de las tasas de empleo, especialmente entre los agricultores. Esto dio lugar a una distribución desigual de la riqueza con los pobres siendo cada vez más pobres. La presión social que esto causó llevó a un aumento, y en última instancia descontrolado, del gasto en pagos de asistencia social sin impuestos adicionales que condujeron a un aumento del déficit fiscal ($ 1.19 mil millones en 1970 (Buffie y Krause, 1989, p.143)). Otra opinión es que, aunque la economía mexicana estaba funcionando bien, fue superada por otras economías en competencia e industrialización (como Brasil e Indonesia) y por las expectativas de su gente. Está ampliamente aceptado que el deseo de mantener y extender los éxitos económicos percibidos del período de Desarrollo Estabilizador hizo que la implementación de soluciones difíciles a los crecientes problemas financieros, sociales y fiscales se retrasara hasta el punto donde la situación se volvió insostenible.
Posteriormente, Luis Echeverría Álvarez propuso su política de Desarrollo Compartido, llamada así porque apuntaba a crear crecimiento económico y luego compartir los beneficios, de manera más justa, entre toda la población. Durante esta fase el gasto público aumentó continuamente con el número de empleados del gobierno duplicado entre 1971 y 1976. Sin un aumento de los impuestos, en 1974, el déficit en cuenta corriente de México había llegado a $4.4 mil millones.
El gobierno de López Portillo de 1976 a 1982 basó su política económica en la producción y exportación de petróleo (Harris & Barkin, 1982, p.4). Esto se conocía como "petrolización" de la economía o "dolarización" porque la política también implicaba permitir que el peso "flote" frente al dólar estadounidense, lo que provoca que su valor caiga significativamente. La intención del gobierno era utilizar los ingresos de las exportaciones petroleras para financiar su ambicioso programa de inversión pública. En última instancia, esta política fracasó porque la caída mundial de los precios del petróleo redujo los ingresos de exportación y condujo a un mayor déficit en la balanza de pagos de México.
Conclusión
Mi principal observación es que está claro que a lo largo de este período de la historia, todos los gobiernos mexicanos intentaron equilibrar una serie de ambiciones y objetivos económicos contradictorios para lograr lo que pensaron que eran los mejores resultados. Adoptaron enfoques muy diferentes, pero los objetivos consistentes fueron lograr un crecimiento económico sostenido, estabilidad financiera, mayor riqueza para la población, una balanza de pagos aceptable y una deuda nacional manejable. Además, la mayoría de los gobiernos también intentaron lograr una distribución más justa de los beneficios económicos e intentaron aumentar la posición internacional de México. Sin embargo, a pesar de lograr algunos períodos de éxito, en última instancia, ningún enfoque se entregó sistemáticamente en contra de todos los objetivos. Creo que eso fue inevitable. La mayoría de las ambiciones económicas podrían haberse logrado individualmente, tal vez, pero no todas al mismo tiempo. A pesar de que México estaba avanzando en el desarrollo, también lo estaba el resto del mundo competidor y México también tenía que lidiar con la proximidad de la economía más grande del mundo en su puerta. Si bien es natural querer alcanzar el éxito en contra de cada meta económica, podría haber sido mejor para México enfocarse en políticas fiscales más alcanzables y menos ambiciosas durante este período.
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